El descubrimiento del cadáver de Sibora Gagani, emparedado en un ático en la barriada del Calvario de Torremolinos, ha desentrañado una serie de eventos escalofriantes que remontan a la confesión de Marco R. G. dos semanas atrás. A pesar de múltiples inspecciones previas, fue el 6 de junio cuando la policía finalmente halló el cuerpo de Sibora, con quien Marco había compartido una relación.
La confesión de un albañil italiano, residente en Benalmádena y conocido de Marco, ha aportado un nuevo giro al caso. Este hombre se presentó en comisaría para declarar que construyó el muro donde se encontró a Sibora por encargo de Marco, sin saber lo que encerraría entre sus ladrillos. Conoció a la pareja en 2013 y, tras varios trabajos menores para Marco, fue contactado para construir el muro en 2014, poco después de que Sibora desapareciese sin cobrar sus últimas semanas de trabajo.
El albañil relató a los agentes cómo, durante la construcción, Marco le aseguró que Sibora había partido a Canarias, intentando desviar cualquier sospecha sobre su ausencia. Sin embargo, al día siguiente de comenzar el muro, observó una “bolsa de plástico de grandes dimensiones” en el hueco, a lo que Marco insinuó contenía algo comprometedor.
La policía, intrigada por si la bolsa podía albergar el cuerpo de Sibora, recibió la negativa del albañil, quien creía que contenía un arma. No percibió nada anormal ni olió algo extraño durante la construcción, lo que le llevó a continuar y finalizar el trabajo sin sospechar la verdad macabra que ocultaba el muro.
Este perturbador caso ha conmocionado a la comunidad, revelando no solo la tragedia de Sibora sino también la complicidad involuntaria de aquellos arrastrados a la espiral de engaños y violencia. La investigación continúa, mientras la justicia busca esclarecer completamente este acto atroz y castigar a los responsables.
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