En el transcurso del día de este lunes, Jesús Bonilla Bureu, una destacada figura pionera del baloncesto en Málaga, falleció a los 84 años a causa de una neumonía. Sin embargo, su legado trasciende más allá del baloncesto, ya que estuvo vinculado a diversas disciplinas deportivas como el fútbol, el voleibol, el atletismo y el balonmano. Nacido en Melilla y criado en Tetuán, donde estudió en el colegio marianista, llegó a la costa malagueña cuando tenía tan solo 15 años.
En su etapa como futbolista, se desempeñó como portero y jugó en equipos como el Sindicato de Frutos, la Olímpica Victoriana, el Puerto Malagueño, el Veleño, el Fuengirola y el Marbella. Incluso logró ascender a Segunda División con el Mérida, aunque decidió abandonar prematuramente el fútbol para centrarse más en el baloncesto. Recordaba con cariño los partidos que se disputaban en la empedrada Plaza de la Marina. Además, estuvo vinculado al Colegio San Agustín y, posteriormente, a Los Olivos.
Junto a Alfonso Queipo de Llano, fundó el Club Deportivo Málaga Baloncesto, que solía jugar en lo que hoy en día es el Anexo de La Rosaleda. Bajo su dirección, el equipo logró cinco títulos de campeón de Segunda División, incluyendo las correspondientes fases de ascenso. En 1970, cuando el club estaba al borde de la desaparición, asumió su dirección y lo salvó. También entrenó al Juventud, mostrando un especial interés en el baloncesto femenino y desempeñando un papel fundamental como pionero en Málaga en esta disciplina hasta principios de la década de 1980.
Muchos malagueños y malagueñas vinculados al baloncesto tuvieron el privilegio de contar con su experiencia y conocimientos como entrenador. En una entrevista concedida a SUR hace algunos años, expresó su preocupación por el sedentarismo y la creciente obesidad infantil, lamentando que los jóvenes de hoy en día no estén dispuestos a hacer sacrificios. Esta situación lo llevó a alejarse gradualmente de su labor como entrenador.
Además de su contribución al baloncesto, Bonilla también estuvo involucrado en el balonmano, donde en España se jugaba inicialmente con once jugadores, a diferencia de otros países donde ya se practicaba con siete. También incursionó en el voleibol (conocido décadas atrás como balonvolea) y en el atletismo, demostrando ser un deportista polivalente y de gran talento.
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